miércoles, 17 de enero de 2018

EL VALS DEL PERRITO

Serías más feliz si fueras un perro. Mi perro. Uno pequeño que pudiera llevarse atado con una correa o suelto en la cesta delantera de una bicicleta de paseo. O en el interior de mi bolso, junto al móvil, las llaves, el monedero… Alguna vez te llevaría sobre mi hombro como un loro, y otras, según se diera, bajo mi brazo como un balón de rugby. También te daría libertad, por supuesto. Podrías ir a tu aire e inspirarte mientras te toco un vals con el piano. Pero lo suyo sería que dieras vueltas y vueltas intentando morderte la cola.  

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