martes, 28 de noviembre de 2017

MOSCAS SOBRE LIENZO

En el techo del bar hay tres moscas. Llevan un buen rato sin moverse del sitio y hacen que dude de su naturaleza animada. Parecen tres puntos negros, tres pequeñas máculas sobre un gran lienzo blanco. Así podría titular una pintura mía. Me despisto un segundo y desaparece una. Ha volado, supongo. Me quedo observando las otras. Espero su movimiento, su revoloteo inquieto. Esta vez mantengo la mirada. Contemplo la nueva creación –«Dos máculas sobre lienzo»–, y permanezco absorto al espectáculo que el techo está por ofrecerme. La sencillez de este hecho ordinario es el alma de mi ingenio. 

Relato finalista en Wonderland el 04/02/2018

domingo, 26 de noviembre de 2017

PENIS-COLA

Estar en mi pueblo un domingo por la tarde es como no estar en ningún sitio. Es como pertenecer a un lugar olvidado. Puedo ir desnudo y trotar por las calles, sintiendo la brisa y la flacidez de mi colgajo. Disfruto de esa sensación incomparable al subir las pendientes adoquinadas del casco antiguo. La sangre se mueve, me estimula, y engrandece mi modesto miembro. Lo empina como la lanza de un épico caballero que va al galope en un corcel invisible. Las justas con la niebla y la calma son mi mejor desafío. Mi pueblo me pone; permite que viva en paralelo.

viernes, 24 de noviembre de 2017

LA PROFECÍA

Ya está todo preparado para que nazca. El cuello del útero se dilata. La matrona le indica que debe empujar con fuerza, manteniendo el pujo el mayor tiempo posible y lo haga coincidir con las contracciones. Enseguida se ve la cabeza del bebé. Sale lentamente, fruncido en una mueca sobrecogedora  y arqueando la pelusilla de sus cejas. Una vez fuera mira en derredor y se ríe como ningún otro rorro lo ha hecho. No llora. Su madre solo quiere sentir su peso en sus brazos, aun sabiendo que, cuando crezca, ella será presa del llanto, los gritos y la histeria.

Relato finalista en Wonderland el 24/02/2018

miércoles, 22 de noviembre de 2017

LOS BUENOS ASESINOS

En mi familia somos todos asesinos. Yo estoy empezando a tomar conciencia de ello. Veo que somos sensibles y talentosos en lo nuestro y nos esforzamos en buscar la belleza, la estética. Sin embargo, no planificamos ni programamos; ni usamos patrones estratégicos a la hora de manifestar nuestros actos homicidas. Eso sería retorcido. Solemos actuar con espontaneidad, sencillez, llaneza… Nuestra violencia es una metáfora, una grata inconsciencia que posee una estructura sólida. Al final todo cobra sentido. Solo nos limitamos a acelerar lo que es irremediable, y seguimos los impulsos de nuestra verdad para aceptar los caprichos de la naturaleza. 

martes, 21 de noviembre de 2017

EN EL BOSQUE

Cuando la até al árbol fue cuando me di cuenta de que tenía un cabello precioso. El flequillo le caía sobre sus ojos azules como una cortina de color avellana, y mil bucles de pelo alborotado dejaban entrever graciosos mechones rubicundos. Era una melena voluminosa, hidratada, sedosa... Así la noté cuando mis dedos aplanaron sus tirabuzones y dispuse sobre su testa una manzana de piel amarilla. Su mirada rabiosa se transformó en una dulce consternación, en un abatimiento opaco y gris. Se quedó inmóvil como una estatua. Sabía bien que estaba allí para que yo probara puntería con mi ballesta.

sábado, 18 de noviembre de 2017

PATOSO

Estoy orgulloso de no odiar a nadie; de no recurrir a los malos pensamientos para acertar; de no pensar en el dinero. Estoy satisfecho de sentirme una hormiga; de perderme en los mercadillos, incluso en los laberínticos de mi conciencia; y de no aclararme cuando busco respuestas. No me importa cuando la gente no me identifica por la calle. La vida es extraña, te levantas y no sabes con quién van a confundirte. «¿Carlos? ¿Fernando?» Ellos disparan. Me miran raro. Yo les sigo la corriente. No saben que cuando te retocas el rostro estéticamente puede quedarte la cara de pato.

viernes, 17 de noviembre de 2017

DISNEYLAND

¿Qué pasa con el individuo que está dentro del Pato Donald?
Cuando se dirige a los niños y los coge en brazos me reconcomo. No veo su verdadera apariencia, ni su expresión, ni oigo su voz. No tengo pistas de nada y mi imaginación vuela. Se torna terrorífica. Presiento a un homúnculo apestoso que se ríe, a un espécimen deforme con la cerviz peluda, recubierto de velámenes de porquería. Solo un ser artificial podría aguantar en ese infierno de espuma. Estos lugares de fantasía son una ilusión, un espejismo para críos, que todavía desconocen las naturalezas dentro de uno mismo.

martes, 14 de noviembre de 2017

LAS CIUDADES DE ATREZO

Los conductores concienciados con el medio ambiente van por las ciudades de atrezo con vehículos de cartón; con siluetas planas de bellos prototipos que ellos mismos han confeccionado. Sus motores de estraza no se recalientan ni echan vapores tóxicos, pero los automovilistas emiten ruidos exagerados con su voz para demostrar su potencia. Estos vehículos humanos no contaminan, pero perturban acústicamente las calles por las que circulan; existe un pique de capacidades pulmonares. Un taxista conduce un coche destartalado, diseñado de cualquier manera. Su voz prístina no está a la altura; no retumba. Seguro que aún no ha pasado la ITV.

lunes, 13 de noviembre de 2017

EL FENÓMENO

Un prodigio de la naturaleza vivía en nuestra casa. Era un fenómeno bastante apacible cuando estaba de buenas, pero también podía llegar a ser extremo. Se albergaba debajo de la cama de mi habitación, y dependiendo del clima que se respirara en casa podía manifestar su exaltación. Era impulsivo, temperamental. Las discusiones le afectaban mucho; sobre todo las malas palabras y los gritos ofensivos. En su mirada airada había tanta maravilla como repeluzno; se revolvía eléctrico como un rayo; era un huracán devastador que manifestaba su estado. La casa quedaba destrozada, pero gracias a él todo volvía a su cauce. 

jueves, 9 de noviembre de 2017

CONCIERTO N.1 EN SOL MAYOR DE MOZART

Me gusta la música. Tanto como a los propios músicos. Voy a casi todos los conciertos de mi hija. Es flautista. Flauta segunda, para ser precisos. Pero hoy es un día especial; es la protagonista. Sustituye a la solista oficial de la Orquesta porque está encinta. Pronto va a parir. Avisan por megafonía que en cinco minutos va a comenzar el concierto. Apago mi móvil. Ya me lo tengo aprendido; igual que no debo toser ni estornudar; eso da mucha rabia a los músicos. Su padre no ha querido venir. Dice que esto, aunque sea un medio de expresión excelso, siempre es lo mismo; cansa. Dice que estar dos horas sentado en estos butacones es inaguantable; además, recalca que la cultura solo la aguanta quien la ejecuta o la crea. No sé, es artista; está un poco pirado. Dicen que es de los buenos. Sus cuadros desprenden una imaginación desbordante, así que algo de razón tendrá sobre estas disciplinas del alma. Yo, en cambio, soy más básica. Solo sé que me gusta la música. Me relaja. Aunque, a decir verdad, esta pieza que mi hija va a interpretar esta noche se la he oído ejecutar cientos de veces en el comedor de casa, y la tengo tan oída que, aun gustándome su melodía, este rato se me va a hacer bastante largo. Pero da igual, es mi hija. La quiero. Aguanto lo que haga falta. Su hermano tampoco ha querido venir. Tiene un límite, dice. El pobre vivió con ella cuando se sacaba la carrera en el Conservatorio y practicaba incasable con la flauta. Fueron cinco años. Pobrecillo. Es capaz de silbar a la perfección todo el repertorio que, en su día, su hermana ensayaba con perseverancia. Acabó interiorizando todo lo que tocaba. Sin duda, él también tiene talento, pero malvive con un tipo de música más oscura. Ella le hizo aborrecer la “Clásica” y decidió ir por otro camino. Toca la batería en un grupo de peludos. Ha tirado por el Heavy Metal. Así que he venido sola. No necesito a nadie. Ellos se lo pierden. Verla ahí, vestida con ese precioso traje que hemos ido a comprar juntas esta mañana para la ocasión, hace que piense en todo lo que ha luchado para conseguir su sueño. Sé perfectamente que le ronda por la cabeza en estos momentos, y no es, al cien por cien, el concierto que está a punto de interpretar. La conozco muy bien. Ella no quiere tener nada en la cabeza, pero los pensamientos la abordan. Siempre ha pensado demasiado. En ocasiones, cuando friego los platos, me abraza por detrás y me besa. Luego, me rasca la espalda porque sabe que siempre me pica en la parte media de la columna. Es en esos momentos cuando me habla de sus obsesiones, de lo que le inquieta. El otro día me dijo: «Mamá, ¿conoces la sensación esa de que estés donde estés siempre te preguntas qué es lo que estás haciendo allí? Eso es lo que piensa ahora. Segurísimo. Pero no se le nota. Es una gran profesional. Es fuerte, dura, pero está llena de obstinaciones que le afectan. Profundiza demasiado en ellas. Pero cada uno es como es. Yo soy olvidadiza, despistada, algo cabezota e incapaz de llevar las cuentas de la casa y de atender a los bancos. Soy una sencilla ama de casa que ofrece equilibrio, muy de ir a misa y obcecada en rezar por todos. Ahora lo hago por ella; para que el recital le salga bien… Y todo en la vida. Mírala, ahí está, impertérrita a los aplausos; concentrada en su música y al mismo tiempo con la cabeza en otro sitio. ¡Ay, mi loquita…!¡Shhhhhh! Que va a comenzar el concierto. 

sábado, 4 de noviembre de 2017

AL FILO DEL CORTE

En la barbería donde voy a cortarme el pelo hay una pequeña mesa con un montón de revistas del corazón desfasadas para distraer a los clientes mientras esperamos el turno. Junto a ellas, también hay un tomo bastante grueso que lleva por título: «Manual Completo de Defensa Personal». No puedo resistirme a ojearlo. Delante de mí van dos señores con pelazo; así que, durante un rato, puedo sumergirme en las enseñanzas de este interesante manual. Hay ejercicios sobre presas, caídas, puñetazos, patadas… Es didáctico y está lleno de ilustraciones. Está formado por un compendio de poses corporales y de explicaciones sobre cómo defenderse de un atacante armado e inmovilizarlo; de cómo defenderse de varios agresores y de cómo comportarse en la oscuridad. Después de tan apasionante entretenimiento, observo al manos-tijeras con aversión, va tan lento en su trabajo que solo me entran ganas de darle una somanta de palos.

viernes, 3 de noviembre de 2017

ÉL

Tengo información inmediata del sufrimiento de la gente. No pueden alejarse de mis dominios. Siempre sé dónde están y cómo se encuentran. Los humanos me imaginan; lo han hecho desde siempre, y han sido capaces de reconstruir la historia del Universo con su ingenio. Son creativos, todo hay que decirlo, pero insignificantes. Y, para colmo, les gusta crear guerras a través del odio. Qué tontos; se engrandecen en su mundo efímero. Yo nunca imagino. Únicamente hago restallar mis dedos para que se precipite sobre ellos un cataclismo o dos… A ver si de una vez se les acaba tanta tontería.

Relato finalista en Wonderland el 10/03/2018