jueves, 26 de octubre de 2017

¡VAYA MARRÓN!

Hay una buena mierda montada en este territorio de pedos. Todos se cagan en todo. Los más pedorros se manifiestan en grandes avenidas para soltar ventosidades y flatulencias pestilentes. Los que van vestidos de caqui, los que ponen orden, más bien infectan; descargan sus zurullos compactos que golpean. Y los que van en corbata, no cabe duda, se van pata abajo en su trono impoluto. ¡Vaya cagada han montado! Tanta deposición engendra alimañas, seres inmundos que escupen boñigas; se engendran montañas de heces, situaciones podridas y fétidas que no dejan ver nada. Pero hay que seguir en la contienda, luchar por un diálogo de mierda, para vivir en la inmundicia y acabar enterrados en una tierra abonada de estiércol.

SALIDA TEMPRANA

Mi pueblo es precioso cuando te alejas, cuando tomas distancia; incluso cuando estás tan lejos que solo lo recuerdas. En él, dentro de él, es como todos: un gran hotel donde se aloja gente buena, insulsa y mezquina. Desde la localidad contigua lo veo envuelto en la bruma matutina, y, desde esta confortable lejanía, parece un colosal barco de piedra, rodeado de agua por todas partes menos por su lengua de grava, alquitranada, casi viperina. Puedo oír el vaivén de las olas, el arrullo de los pájaros y el leve runrún de toda esa gente buena, insulsa y mezquina.

lunes, 23 de octubre de 2017

CUESTIONES

Las asesinas no asesinan; piensan que son mujeres libres que saben despojarse de las ideas inculcadas. ¿Te comerías mis nalgas? No me digas que no porque sabes que lo harías en una situación límite. Las mías y las de cualquiera. ¿Y si te preparo un muslo humano a rodajas con una guarnición de setas y puré de patatas? ¿Quién te dice que no lo haya hecho ya? ¿Te gustaron las hamburguesas que os comisteis anoche durante el partido? Tus amigos no notaron nada. ¿Y tú? El kétchup y la mostaza lo matan todo. ¿Quién gano? ¿El Barça o el Madrid?... No hagas esa cara, hombre. ¿Te encuentras mal? Ve al baño si lo necesitas. Tampoco es para tanto… ¿Me quieres? ¡Dame un beso, joder! Ya me conoces. Me gusta que te lo cuestiones todo.

domingo, 22 de octubre de 2017

LOS VISITANTES

Los seres con los que tropezamos cada verano no son de este mundo. Nos asombra la fidelidad fervorosa que tienen por nuestro territorio y, aun así, los repudiamos cada año. Carecen de conciencia y sentido común y muchos son maleducados. Se esconden tras una cámara fotográfica o un móvil de última generación: les encanta sacar instantáneas. Comen poco; bocatas, pipas y algún combinado, y suelen tener la piel quemada por el sol: se tumban en la arena de nuestras playas cuando resulta insoportable. No guardan recuerdos, solo souvenirs y fotos. Nunca han nacido. Por eso viajan e inmortalizan singulares amaneceres. 

jueves, 19 de octubre de 2017

VACACIONES

Cada día hago algo de vacaciones. No me gusta hacerlas todas de golpe al final de temporada. Mi trabajo, si puede llamarse así, es de esos que la gente no entiende. No son verdaderos trabajos. Son ocupaciones de tiempo en algo que resulta intangible. No construyo casas ni hago pan ni contribuyo en el crecimiento de las ciudades haciendo política. Por eso, cada día, durante varias horas, ya bien sea por la mañana, por la tarde o por la noche, podéis encontrarme tomando cervezas en el bar del pueblo de mi amigo Antonio; absorto en mi isla; en mis vacaciones.

lunes, 16 de octubre de 2017

DISTOPÍA

Antes me bebía el agua de los floreros y el agua de lluvia. Ahora, debido a los cambios acontecidos, estoy debajo de esta gigantesca gata verde, mamando ansioso en una de sus tetillas. Qué leche más buena tiene. Es tibia, sabrosa como un helado de nata, mucho mejor que el líquido del cielo. Chupeteo suavemente, firme, sin rozarle mi descomunal dentadura. La dejaré seca, aunque sus crías me miren de reojo, recelosas, enganchadas como yo a sus rosadas ubres que emanan gloria. Me figuro que se preguntaran quién es este ser macilento y barbudo que, como ellas, posee afiladas garras. 

jueves, 12 de octubre de 2017

DERECHO A BUTANO

Cuando la bombona de butano se hace verbo es que se producen cambios que sugieren a la lengua. El mozo que carga esas botellas de gas –que también adjetivan un color intenso–, está infinitivamente realizando la tarea de butanear, por lo que podemos decir que está butaneando y puede sentirse butaneado en su impersonalidad. Si nos basamos en su presente, butanea, pero ha butaneado desde siempre, su pasado perfecto lo avala. Ofrece butano con una camioneta que transita ruidosa por las calles. Da un servicio a la gente que, en cualquier territorio e idioma, sigue prefiriendo este rústico sistema. De ahí que en algunas demarcaciones donde la A se pronuncia muy abierta –marcada con un acento inverso o grave–, muchos de sus habitantes prefieran «butà». Y está muy bien que lo quieran, porque subjuntivamente es necesario que haya alguien capacitado y profesional que butanee. Todos tenemos derecho a butano. 

miércoles, 11 de octubre de 2017

EL HOMBRE SEGURO

El hombre que siempre dudaba por todo ya no lo hace. Por fin cree absolutamente en él. Una voz interior le dicta la verdad. No parece propiamente la suya. Es otra superior, redonda, resonante y simétrica a su conciencia. ¿Es Dios que le habla? Últimamente le pasa algo muy extraño. Siente la necesidad de ir a la iglesia los domingos. Reconoce haber logrado cosas importantes en su vida y en la de los demás. Se considera admirado por sus cualidades, por su bondad infinita. «Yo soy Jesús», se autoafirma. No le cabe la menor duda. Aunque nunca ha sido crucificado. 

martes, 10 de octubre de 2017

UN SÉPTIMO SIN ASCENSOR

Mi padre esconde melones y sandias debajo de la cama. En un lugar fresco y oscuro, le aconsejaron. Pues ahí los tiene; ese es su escondrijo. Los he contado. Catorce melones y once sandias. Está alucinado. Creo que mi madre no lo sabe. En verano, cada dos o tres días, circula por las calles una especie de carricoche cargado con centenares de ellos. Qué alegría tiene. El singular ruido que emite el motor de ese destartalado vehículo es suficiente para que su expresión gastada se convierta en una mueca pimpante que da luz a su cara. El conductor toca la bocina varias veces –¡mocki-mocki!– y, a través de un megáfono que amplifica su voz, exclama: «El meloneeeeeroooooooo». Mi padre se asoma a la ventana con la ilusión de un niño el día de su cumpleaños y grita: ¡Bajooooooooo! El vendedor, descamisado y con una panza similar al producto que vende, saca la mano por la ventanilla, como diciendo: «¡Venga, va, te espero!» Mi padre, raudo y veloz como pocas veces le he visto, baja las escaleras y se planta en la calle resollando por el esfuerzo. Observo la transacción desde lo alto. El señor barrigudo, el comerciante, prácticamente igual de rechoncho que mi padre, ya ha descargado las cajas. No deja que la calle se embotelle. Mi padre le paga. Lo arreglan rápido. Se dan la mano, y un abrazo. Se nota que hay una excelente relación y están bien coordinados. Luego, como si me intuyera, alza la vista  y me descubre observando sus trapicheos. Me hace un gesto con la mano, como diciendo: «Baja y ayúdame con esto». 

domingo, 8 de octubre de 2017

QUE LLUEVA

Como puedo hacerlo, levanto con mis propias manos el grueso alquitranado que reviste este suelo y descubro la epidermis, la verdadera piel de esta metrópoli que dejó de respirar hace tiempo. Ha estado enfundada y embutida bajo esta manta negra de civilización y progreso, empachada de sacudidas y tubos de escape. He logrado enrollarla como una alfombra persa y la he dejado apoyada en su verticalidad en la esquina más lúgubre y encapotada de esta gran urbe devastada, para que quien se sienta osado trepe decidido hasta el cielo y despierte a los nimbos, los cirros y las nubes mastodónticas. 

sábado, 7 de octubre de 2017

NO SABE QUÉ LE PASA

Hoy ha dado limosna al señor que todos los días se sienta con su silla plegable en la entrada del supermercado al que va habitualmente a comprar. Ha sido la primera vez que actúa así. Le han sobrado varias monedas y ha decidido dárselas. Siempre ha prejuzgado negativamente a ese señor barbudo, descamisado, que siempre saluda y huele mal. Ha pensado incontables veces que debe gastarse el dinero en alcohol, en droga, en entregar una parte a las mafias que lo controlan… No se lo esperaba, ha estado muy agradecido y le ha sonreído, sin importarle que nunca le haya dado nada. Cruzan la mirada la mayor parte de días y ha sentido que ya era hora. Piensa que ha obrado correctamente. Ha modificado su conducta intransigente y, la verdad, se ha venido un poco arriba. Ha tenido una sensación parecida a dar la mano en la iglesia (a la cual no va nunca; solo a bodas y entierros) cuando el cura lo anuncia: «…podéis daros fraternalmente la paz». Ese acto de concordia, de crear un lazo de unión momentáneo, carnal, con alguien que, a lo mejor, ni es tu amigo o ni siquiera tienes una mínima relación, es algo digno que debería mover algo interno. También puede pensarse que toda esta serie de códigos y paripés no valen para nada. La cuestión es: ese acercamiento o vínculo emocional propio de las personas, ¿debe establecerse en Política? ¿O es mejor no mezclar los sentimientos humanos con la Política metódica que hacen los humanos? 

jueves, 5 de octubre de 2017

LA VIDA

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Las cosas siempre pasan ahí mismo, en tus narices, como en el teatro. Y alucinas porque podrías interactuar. Sin embargo, ese instante eterno fabrica nudos en la garganta. Esa insólita proximidad paraliza y deja coexistir gran variedad de emociones. La respiración se acelera, vives conmovido en un escalofrío, acorralado por sentimientos discordantes y eufóricos, porque, como digo, lo que te desgarra o te hace sumamente feliz ocurre ahí mismo, en un escenario real, a escasos metros. Tan cerca que, si quisieras, podrías tentarlo, palparlo, acariciarlo… ¿Verdad que las cosas siempre pasan ahí mismo, en tus narices, como en el teatro?

miércoles, 4 de octubre de 2017

¿HABRÁ UN GANADOR?

¿Quién escribe la Historia? Como para creérsela a pies juntillas. Hay cronistas e historiadores oficiales de todos los colores, y cada uno la escribe y la cuenta seguro de sí mismo, utilizando la técnica que les brinda la escritura para dotar de credibilidad cualquier crónica o argumento, como ocurre con las buenas novelas. La verdad está llena de matices que transforman y dan carácter a una idea, creando realidades paralelas. Es así. Siempre lo ha sido. Las historias deben seducir, eso está claro, y muchas veces atrapan todas las versiones, porque quienes las cuentan, además de tener su color favorito, tienen el don de narrar los aspectos interpretables de tal manera que, como es lícito, influyen en las sociedades humanas por esa forma de entender los hechos, ya sean del pasado o del presente. Lo injusto es que en los libros de Historia, la versión que prevalece y sienta cátedra es, a mi entender, la supuestamente ganadora. 

lunes, 2 de octubre de 2017

LAS MUJERES DE LA LIMPIEZA

Las mujeres de la limpieza, aparte de limpiar, son un personal experto en la prestación de servicios identificativos, analíticos y de investigación sobre los patrones del comportamiento humano sin tener la formación que, por otro lado, posee la Policía Científica o el CSIC. Cuando se las requiere, estoy seguro que aportan conocimientos valiosísimos. Son las que conocen de primera mano y con profundidad los detalles de lo singular en el individuo. Entran en las habitaciones de un hotel o un apartamento y, con tan solo una visual, pueden hacer una valoración casi antropológica. Es cierto que acostumbran a realizar su trabajo de mala leche y hablando solas, pues examinan las pistas esparcidas por el habitáculo bastante indignadas, y, según el tiempo empleado en adecentarlo, son capaces de establecer una radiografía detallada del tipo de cliente que allí se hospeda. 

domingo, 1 de octubre de 2017

EL MARCO DE LA TRISTEZA

     
     Hay familias que no se hablan por razones que, al parecer, son lo suficientemente significativas como para mantenerse en esa postura cerrada durante lo que les queda de vida. Ni la conciencia ni el sentido común ni el paso del tiempo consiguen descongestionar esa absurda y obtusa posición. Nadie baja del burro. «Dialogad, hablad…», les aconseja la gente que les quiere con el fin de desatascar esa tensa situación. Pero no funciona. No se soluciona nada. Están en modo Pit Bull y no llegan a ninguna alianza que les una. «Tranquilos», dicen ellos. «No os preocupéis; que cada uno vaya por su lado». Y, al final, esa es la actitud irreversible que se respira en una comunidad cercana.
     Si eso ocurre en marcos territoriales pequeños –por ejemplo en el seno de una familia–, cómo podemos exigir a unos lamentables políticos que arreglen la situación controvertida de un país por medio de un método dialogante, si nosotros, a pequeña escala, tampoco sabemos hacerlo. Es la complejidad de la condición humana lo que deberíamos poner en tela de juicio. Por eso entiendo como algunos prefieren amar profundamente y de manera incondicional a los animales.