miércoles, 9 de agosto de 2017

LA EXPOSICIÓN

Solo es una vaca gigante disecada,
pero inspira ternura.
La imagino rumiando en campos verdes,
muy quieta, como si muriese.
Doy vueltas a su alrededor,
tiene un largo rabo, tieso, con el típico mechón de pelos,
aunque ya no lo mueve para ahuyentar insectos.
Y esa gran ubre rosada bajo el vientre,
ya no amamanta a sus terneros.
¡Qué pena!
Preferiría verla pintada sobre un lienzo,
más salvaje, abstracta, en tonos alegres.
Aferrarse a esta realidad, tan técnica y perfecta, asombra,
pero es solo por la crueldad que poseemos,
que nos acerca, sin saberlo,
al dolor lacerante de lo bello.

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