En
la ciudad donde siempre se bosteza da la impresión de que sus habitantes sean
cantantes de ópera mudos. Abren la mandíbula hasta los topes mientras deambulan
por las calles como autómatas. Debido a ese acto involuntario toman y expulsan
el aire lenta y profundamente. Incluso, los más embelesados, cierran los ojos
unos segundos y, como en los últimos suspiros, liberan la niebla tóxica y
atenazada de sus adentros. Los que dedican su tiempo a quehaceres más dignos, o
los que apenas bostezan, interpretan en cada una de esas contagiosas boqueadas
una señal de hambre, sueño o aburrimiento. Nada bueno.
viernes, 24 de marzo de 2017
martes, 21 de marzo de 2017
LO CONCRETO
Uno
ignora las cosas concretas, incluso cuando le llega la madurez. Yo moriré
maduro maduro y sin saber nada de nada; pero me despediré de todos. Lo haré a
los cien años, un día que llueva, en fin de semana y a eso de las cinco y media
de la tarde, merendando con los míos en una chocolatería. Tengo esa
palpitación. «Quiero deciros algo», les diré. Entonces les anunciaré que cuando
amanezca seguiré con los ojos cerrados, conectado a mi sueño de manera
permanente, que no traten de despertarme y que esta merendola la tienen pagada.
Esa será mi hora.
Relato finalista en Wonderland el 08/04/2017
Relato finalista en Wonderland el 08/04/2017
viernes, 10 de marzo de 2017
SOLEDAD
Disponer
de un interlocutor es relativamente fácil. Yo lo consigo en los bares. Sonrío,
saludo y vierto sobre él la conversación. Empiezo con: “¡qué día más bueno!” o
“parece que va a llover”, dependiendo del tiempo que apunte. Luego suspiro
fuerte y exclamo: “¡No somos nadie!”, y suelto algo sobre las dolencias humanas.
Mis exhalaciones suscitan sentimientos profundos. Capto el interés. Recurro
también a: “¡ay, estos políticos!” o “¡este Barça no es el que era”… Y así; sin
profundizar demasiado en el diálogo y sí en la atmósfera; porque
independientemente de lo que se diga, lo que busco es compañía.
Relato finalista en Wonderland el 25/03/2017
Relato finalista en Wonderland el 25/03/2017
martes, 7 de marzo de 2017
DUALIDAD
Dos
hombres que se cruzan por la calle se intuyen almas gemelas. Se han visto solo
un momento y cada uno piensa del otro exactamente lo mismo: «Este señor está
deprimido, tiene la mirada triste, y, aunque parezca que vaya a algún sitio,
únicamente da vueltas». Se han intercambiado una sonrisa de cortesía y coinciden
de nuevo en su pensar: «El pobre seguirá andando sin rumbo, se sentará un rato
en algún banco para dar pan a las palomas y a casa». Las nubes se enrojecen y
dos vehículos desenfrenados conectan respectivamente con ambos pensamientos
idénticos en sendos cruces paralelos.
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