martes, 31 de enero de 2017

PERRO Y PICO

Se levanta de madrugada para hacer pis: «¡qué frío!», exclama. Cuando vuelve a la cama se tapa con el edredón: «¡qué calentito!». Piensa en lo que desea: «quiero una mascota que me haga compañía». Sueña con un perro que sitúa echado en la banda izquierda de su cama, aullándole palabras como esternocleidomastoideo, electroencefalograma o contrarrevolucionario. Se despierta exaltado, confuso. Se musita una plegaria y enseguida vuelve a coger el sueño. Sueña. Y en cada paso que da, su cuerpo empequeñece un centímetro a la par que su locuaz perro va estirándose tanto como una de esas palabras de veintipico letras.

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