martes, 3 de enero de 2017

CLAUDIA CLAUDICA

A veces imagina que hay una versión suya por ahí; la de una muchacha valiente, risueña y fantasiosa que viaja por el mundo, que emprende proyectos y no tiene miedo de nada. Quiere creerlo. Necesita creerlo. Incluso se sumerge en ese pensamiento la mayor parte del tiempo. Pero los días segregan cansancio y desesperación, y al final no resiste más. Toma conciencia de que ella es la versión triste y derrotada, la que llora desconsolada porque está confinada en un pequeño reducto sin luz, y los chicos que le iban contando los días retenida ya no dan señales de vida. 

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