viernes, 23 de diciembre de 2016

CAFETEROS

Los objetos son muy importantes. Eso piensa un hombre enquistado por los sinsabores de la vida. Que no le hagan elegir entre su vieja cafetera o la vecina cascarrabias del quinto. Ante ese dilema, lo tiene claro: objetos, animales y personas; en ese orden.
Desde hace unas semanas tiene un periquito; un regalo de su madre. Lo alimenta bien, le habla y lo trata con cariño, pero no le tiene el mismo apego que a su cafetera; la que le gorgotea deliciosos cafés y le infunde un bienestar que solo él valora. En realidad, a su madre también la salvaría. 

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