martes, 8 de marzo de 2016

LOS ESPÍAS

Alguien me sigue cada día; estoy convencido. Igual lo hacen hombres que mujeres; se van turnando. Ayer, un señor alto, vestido con gabardina gris y un periódico bajo el brazo. Esta mañana, una mujer enlutada, de mediana edad, arrastrando un carrito de la compra. Me gustaría girarme hacia ellos, de repente, y sorprenderles. «¡Ya está bien. Dejad de seguirme!», les diría señalándolos amenazante con el dedo. Pero no puedo, no me atrevo. ¿Y si me equivoco? ¿Y si es una chaladura mía? Sé que solo cumplen órdenes; soy su presa, y deben acecharme desde que me levanto; todo el día.

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