jueves, 4 de febrero de 2016

EL NÁUFRAGO

En una recóndita isla del Pacífico, si tirabas un puñado de termitas blancas al agua, éstas se agrupaban como piezas de Lego y formaban una especie de balsa flotante. Podías subirte a la embarcación dejando que tu destino estuviera a merced de esa masa compacta de insectos isópteros o quedarte en la playa contemplando como las olas bordaban puntillas blancas sobre la arena. El náufrago eligió salir de allí con la única alternativa considerable, y llegó a una isla de idénticas características donde desgraciadamente tuvo que plantearse la misma peripecia para sobrevivir; aunque esta vez estaba casi en los huesos. 

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