miércoles, 2 de diciembre de 2015

EL TAMBORILERO

En el tiempo que se carga una de esas páginas guarras en el ordenador, Rodolfo piensa en sacar del congelador un táper de sopa para la cena; se acuerda que debe comprar champú, pasta de dientes y papel higiénico; también que debería visitar a su abuela Gertrudis y regar los geranios de la terraza, podrían morirse. En esos escasos segundos, recuerda que debe ingresar el dinero para la boda de un amigo. Ya están todos casados; solo queda él. La web enseguida está lista y la pantalla se llena de estímulos voluptuosos. Además, en diciembre la adornan con detalles navideños. 

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