viernes, 13 de noviembre de 2015

LA ILUSIÓN

Podía pasarme horas observando los contornos difuminados de aquella misteriosa mujer. La combinación de la perspectiva aérea del fondo y la delicada ejecución técnica, conseguían que me sumergiera en una sensación de tridimensionalidad y profundidad; además, su enigmática sonrisa parecía cobrar vida. Aquella tarde, envuelto en la cálida iluminación de la sala y absorto en la niebla de colores que se desvanecían en el lienzo, llegué a percatarme de que la bella mujer retratada poseía un tic en su ojo derecho. Sus reiteradas contracciones provocaron algo parecido en mis labios; y así, mediante guiños y tímidos besos, empezó lo nuestro. 

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