jueves, 19 de noviembre de 2015

EL POSTRE

Mamá dio una cucharada a uno de esos yogures con trocitos de fruta y la regurgitó sobre la mesa.
–¡Un día de estos acabarán con nosotros! –exclamó–. Se supone que debería encontrarme pedacitos de cereza.
Nos quedamos observando el cuerpo extraño que había expulsado mientras lo tocaba escrupulosamente con su dedo índice.
–¿Qué es eso? ­–preguntamos mi padre y yo con cara de asco.
Mi madre se acercó el envase para leer la composición del producto.
–Leche, cereza, almidón, pectina, antocianinas, fermentos, conservantes, edulcorantes... Hay más cosas, pero yo diría que han sustituido la fruta por pieles de bacalao. 

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