miércoles, 19 de agosto de 2015

RUINAS REFRIGERADAS

El paisaje de mi frigorífico, además de contener los alimentos que regularmente consumo, encierra víveres que he dejado evolucionar para que prevalezcan. Es fácil hallar medios limones fosilizados repartidos por los diferentes compartimentos; formas esféricas de múltiples tamaños envueltas en papel film transparente, inidentificables por lo mohoso que las recubre; jardines que geminan en patatas descuidadas en los rincones de las baldas; frascos caducados de mermelada convertidos en mazacotes grisáceos…También puede encontrarse el típico tetrabrik de leche agria, una Cocacola de dos litros semillena totalmente desbravada y algunas salsas de aderezo que, una vez abiertas, aguantan toda la vida.

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